Primera lectura (Ezequiel 12:1-2)
1 La palabra de Yahveh me fue dirigida en estos términos: 2 Hijo de hombre, tú vives en medio de la casa de rebeldía: tienen ojos para ver y no ven, oídos para oír y no oyen, porque son una casa de rebeldía.
- Palabra del Señor.
- Gracias a Dios.
Responsorio (Sal 77,56-57.58-59.61-62)
— No olvidéis las acciones de Dios
— No olvidéis las acciones de Dios
— Tentaron al Dios Altísimo y se rebelaron, negándose a guardar sus preceptos; desertaron y traicionaron como sus padres, fallaron como un arco engañoso.
— Con sus altozanos lo irritaban, con sus ídolos provocaban sus celos. Dios lo oyó y se indignó, y rechazó totalmente a Israel.
— Abandonó sus valientes al cautiverio, su orgullo a las manos enemigas; entregó su pueblo a la espada, encolerizado contra su heredad.
Evangelio (Mateo 18:21--19:1)
— El Señor esté con vosotros.
— Y con tu espíritu.
— Proclamación del Evangelio de Jesucristo + según San Mateo.
— Gloria a Ti, Señor.
21 Pedro se acercó entonces y le dijo: «Señor, ¿cuántas veces tengo que perdonar las ofensas que me haga mi hermano? ¿Hasta siete veces?» 22 Dícele Jesús: «No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete.»
23 «Por eso el Reino de los Cielos es semejante a un rey que quiso ajustar cuentas con sus siervos. 24 Al empezar a ajustarlas, le fue presentado uno que le debía 10.000 talentos. 25 Como no tenía con qué pagar, ordenó el señor que fuese vendido él, su mujer y sus hijos y todo cuanto tenía, y que se le pagase. 26 Entonces el siervo se echó a sus pies, y postrado le decía: "Ten paciencia conmigo, que todo te lo pagaré." 27 Movido a compasión el señor de aquel siervo, le dejó en libertad y le perdonó la deuda. 28 Al salir de allí aquel siervo se encontró con uno de sus compañeros, que le debía cien denarios; le agarró y, ahogándole, le decía: "Paga lo que debes." 29 Su compañero, cayendo a sus pies, le suplicaba: "Ten paciencia conmigo, que ya te pagaré."
30 Pero él no quiso, sino que fue y le echó en la cárcel, hasta que pagase lo que debía. 31 Al ver sus compañeros lo ocurrido, se entristecieron mucho, y fueron a contar a su señor todo lo sucedido. 32 Su señor entonces le mandó llamar y le dijo: "Siervo malvado, yo te perdoné a ti toda aquella deuda porque me lo suplicaste. 33 ¿No debías tú también compadecerte de tu compañero, del mismo modo que yo me compadecí de ti?" 34 Y encolerizado su señor, le entregó a los verdugos hasta que pagase todo lo que le debía. 35 Esto mismo hará con vosotros mi Padre celestial, si no perdonáis de corazón cada uno a vuestro hermano.»
1 Y sucedió que, cuando acabó Jesús estos discursos, partió de Galilea y fue a la región de Judea, al otro lado del Jordán.
— Palabra de la Salvación.
— Gloria a Ti, Señor.
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